jueves, 6 de noviembre de 2014

Luang Prabang 2: el turista accidental.






Soy un turista. No hay duda de ello. Un accidente mas en medio de esta inmensidad natural que me rodea.  

Voy en moto, en coche, en barco y en avión como cualquier turista mas. Y en los lugares que visito me encuentro con toda clase de personajes parecidos a mi, seguro.

Un turista accidental, ocasional o simplemente occidental… Hoy me he levantado asi. Con ganas de programa “ viajes El Corte Ingles”. Que me lleven, que me traigan, que me suban y me bajen. Quiero estar ocupado en no decidir nada.

Son las ocho y esta empezando a lloviznar. Me temo que la luna llena no la voy a ver. Bastante es que la intuya desde anoche.

Subo a mi coche hablándome a mi mismo como cada día: - Déjame que te recuerde una cosa – me digo colocándome en el asiento- déjame que sonría mientras escribo estas palabras hoy en mi mente. .




Todo comenzó hace muchos años cuando mi hermana con sus primeros sueldos me embarcaba a Paris, Túnez, Ámsterdam – que frio, que frio esas navidades…- y algún que otro país mas que fue creando en mi la necesidad de salir fuera de casa para conocer mas.  . Así empezó esta pasión por invadir las culturas ajenas, por hurgar en esa adrenalina que siento cada vez que mi maleta empieza a rodar y  saborea el placer de lo desconocido. Y  para detenerme ante los escaparates de medio mundo y no reconocerme en ellos, en ese reflejo ambiguo que supone ser uno mismo cada día de tu vida. 



Así empezó esta mágica aventura y la pasión de chocar la mano con aquellos que consideramos extranjeros, extraños. Así comenzó este amor por lo diferente y el respeto por las costumbres de quienes no conoces pero con una sonrisa o un gesto son capaces de abrirte las puertas de su casa, de su país , de sus vidas aunque tan solo sea por unos minutos.

Y en eso pensaba mientras me acercaba a coger una lancha rápida para llegar a Kuang Ri. Como no subir a un elefante en el reino del millón de elefantes como así llaman a Laos. La sola posibilidad de decir que No,  se te quitaba de golpe al ver las caras de todos los que me rodeaban  con un gesto de ilusión porque subiera a aquel elefante…  Asiq que - Si claro, montemos en elefante-

El lugar de los elefantes es un decorado de pelicula. Como todo el circuito turistico en Laos: limpieza, tiendas por todos lados, barbacoas, mucha agua y como no, Elefantes…

 
Turno para mi. Subo a una caseta desde donde los obedientes elefantes se van colocando en fila para que vayamos montando. Es como esas películas de los años 50: una trona para que puedas ir agarrado a todas partes mientras el "conductor” va apoyado en las orejas. 

Comenzamos a caminar y el animal , eleva la trompa en mi dirección olisqueando. Había comprado 20 platanitos para ir dándole, según me habian indicado. Pero no me dio tiempo, " Dumbo" ya me los estaba reclamando. Y no sin cierto carácter. - Veras- dije yo. – ¿a que me ha tocado el rebelde?- . Cada 30 metros volvíamos a parar para comer, yo le daba, no quería discutir con el nada mas empezar…   cuando se acabaran pues ya pensaríamos en algo.   
Mientras tanto me daba la impresión de que mi elefante estaba “algo sobrado”: rodeaba un árbol para no mancharse las patas de ¡¡¡¡ barro!!!!. Joder que fino. El problema es que mirabas al lado y había cierta pendiente. Le dije en voz bajita: - ya no me quedan más vidas en este viaje… así que ¡¡¡pórtate!!!. El conductor me miraba asombrado. El no me entendía y yo tampoco y con eso pensé que estábamos en paz. Pero mira tu que no… de un salto ¡ zas ¡ al suelo… y me sentí como si el conductor saltara del coche en marcha y… . EL amable laosiano que llevaba mi elefante se va a tirar unos fotos a los de atrás. ¡No puedo con esto!. Con un grito le digo- ehhhhh… vamos…-  y sonriendo viene raudo y me dice: ¿ pictures?... ¡ Vamos.! – No machote Up, up y al lio!!!! . Y me indica que pase delante a conducir el elefante. yo mismo... !!!!... - Mira no se cómo te llamas pero carnet de elefantes no tengo y si nos paran… no quiero saber nada- . Total, que no, que le digo que suba. Se agarra de las orejas del pobre animal y de un impulso ya está arriba… Así continuó todo el viaje: riendo, subiendo y bajando… y si en los otros elefantes hubieran hecho lo mismo los conductores, lo vería normal,  pero no. Debe ser que a mi me toco ¡¡¡¡el saltimbanqui!!!!

En fin, que conseguí dar el paseo y quedar amigo del pobre elefante. y aunque a mi me daba mucha pereza esta aventura,  hoy es el " dia del Turista" y era cita obligada. Ahora a otro parque natural. 


Llegamos a con llovizna. Casi mejor porque el calor y la humedad empezaban a ser sofocantes. Kampan, ( el  guía ), y yo, caminamos por entre cascadas y árboles centenarios. Llevamos demasiadas horas juntos como para no hablar de la guerra con los EEUU . Kampan y su familia habían luchado en el sur del lado de los americanos. Dos de sus hermanos murieron en la contienda y el estaba dolido con esa situación. Dolido con sus propios compatriotas que  mataron a sus hermanos, pero me cuenta que cuando fue al norte, a la frontera con Vietnam y vio el espectáculo de destrucción, pueblos arrasados enteros,  toneladas y toneladas de bombas...  dice que se puso a llorar y la confusión fue máxima. 




 
Kampan, no es ningún tonto. Termino la carrera de veterinaria en La Habana y es una persona culta pero abandonada por la administración en su puesto de veterinario del que cobraba100 dólares al mes hasta que un dia hace 8 años se decidió a ser guía. Y hasta aquí.No habla mucho de cosas demasiado serias. Las pasa por alto, fruto de una educación bajo un régimen impuesto. 

Yo le comentaba que si las personas hubieran hablado entre ellas jamás se habría producido una guerra así, que al final son los gobiernos los que imponen siempre este tipo de contiendas: -ni esta, ni ninguna-  me dijo el.   - Ahora, americanos y franceses, chinos y coreanos nos han vuelto a invadir solo que nos lanzan abrazos en vez de bombas pero el hambre y la miseria sigue inmersa entre la población-.
Asi fue transcurriendo el dia, entre charlas amenas y vegetación salvaje.  Junto a el relato tranquilo de la vida de algunas personas, gentes que han pasado por el horror de una guerra que al final nos hacen reflexionar sobre el mundo que tenemos y el que vamos a dejar a nuestros hijos y nietos. 

Y es que la sencillez debería imponerse como norma en cada uno de nosotros. Buscar la excelencia en la sencillez es un grado al alcance de muy pocos. Con una sencilla palabra, o un sencillo texto hacer felices a los demás es un objetivo ambicioso y a la vez reconfortante. Actos sencillos, : " buenos dias". "te quiero", debería encomendarnos para el resto del dia a la felicidad, sencilla,  pero veraz. 

Nada es fácil. Ni sencillo. Es un reto que yo me impuse hace mas de siete años, y que demasiadas veces no consigo. Pero lo intento. Trabajo cada día para hacer la vida mas sencilla a los de alrededor y a mi mismo. Y no dejo nada por sobreentendido, sencillamente lo digo... y dejo que el agua corra, que fluya, que la vida siga. Quizás lo aprendí tarde pero lo hice de la persona que mejor podía hacerlo. Quizas hoy, mañana, cualquier día,  lea esto y sencillamente vuelva a ser feliz. Al menos ese es mi pequeño deseo para hoy. 

Preparó la maleta y me llevo ya un montón de recuerdos de Vietnam ( ¡que lejos queda.!) y de Laos. Cada pais, unas cosntumbres, unas viviencias, unos recuerdos. Mañana Camboya y Angkor. Yo sencillamente, no puedo pedir mas hoy.

Buenas noches Luna llena de Luang Prabang

Buenas tardes Madrid.





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