miércoles, 5 de noviembre de 2014

Luang Prabang Parte 1






Hay calles limpias. Templos encalados con los colores rojos y oro predominantes mas allá del blanco. Hay restaurantes por el centro, en las afueras,  lugares con encanto a la orilla del rio Mekong, agencias de viajes y tiendas de café. 
Hay salones de masajes y cuidados despachos de cambio de dinero. Puestos callejeros con sabores y olores auténticos. 
Mercado nocturno frente a Palacio Real en Luang Prabang
Monjes budistas paseando por las calles con su túnica naranja y un paraguas para el sol y también hay personajes únicos en este lugar que convierten a Ludang Prabang en una ciudad distinta del resto de Laos. 
Por algo es patrimonio de la humanidad y su delicado esmero por que el tiempo quede detenido en sus calles es reconocido por la mayoría de las personas que viajan a Laos, con una visita obligada a su ciudad.


Eso si, el que vuele directamente a Luang Prabang y se marche en uno de los numerosos vuelos  a cualquier otro destino de los vecinos Vietnam,Camboya etc… no podrá decir que conoce Laos, pues esta ciudad es un espejismo de lo que son las montañas, el delta del Mekong o simplemente su capital Vientiane. Nada se parece a esta ciudad en Laos. 

La llegada a Lunag Prabang venía precedida de dos días de barco navegando por el rio Ou que desemboca en el Mekong. Probablemente sea el último año que este traslado se pueda hacer porque China esta construyendo dos grandes presas que servirán de central térmica y cortaran el cauce del rio a la navegación. De hecho antes se podía llegar hasta Luang Prabang en barco y ahora una de las presas corta el paso a 100 Km de la ciudad. 

Día de descanso después de la travesía entre pueblos con olores diferentes a Vietnam. Se acabó el caos pero también la frescura de sus gentes. Aquí todo parece demasiado colocado. parece que en algún momento se escuchara el ¡¡¡silencio!!!: Se rueda!. 
A su vez,  todo esto contrasta con la inmensa belleza de su  paisaje natural. Estoy seguro de que en estas selvas viven perdidos animales y personas que jamás serán encontrados. Un universo distinto, un desorden establecido por la naturaleza donde las paredes graníticas rodeadas y conformadas por la espesa vegetación, confieren a este lugar con una mágica aureola de misterio,. La frondosidad de sus bosques no dejan paso a la vista profunda. Solo se puede observar lo superficial, lo que adivina o intuye tu ojo que puede haber.

Afluente del rio Mekong cerca de Luang Prabang
Entre tanto algunas cascadas se abren paso a borbotones en medio de tal jauría de árboles de teka y bambú. Y yo me dejo caer donde las paradas del barco me conminan a ello. Esta establecido asi. 
Pero no me doy por vencido y sigo observando todo aquello que esta inmensa tierra  de kilometros y kilómetros cuadrados me ofrecen. Palmo a palmo fijo la vista  y aún siendo incapaz de intuir si algo se mueve por entre las copas de los arboles o si esas inmensas raíces que quedan al aire , a la intemperie del rio, nacen de algún lugar remoto,  sigo con la mirada puesta en los margenes del rio por si en algún momento algún campesino o poblador de esta orilla, asoma y desprevenido mi cámara le impacta el alma. 





Pescador en Rio Ou.
Las fotos disminuyen en número. Al final no todos los árboles son iguales pero mi ojo así los capta. No me siento inspirado quizás para dividir por tamaños y posiciones, por alturas o diferencias en sus ramas… al final todos los veo iguales en cámara. Es el día seguro..  .
No siento más que sobrecogimiento ante tal despliegue de naturaleza  en todas sus gamas. Y no veo diferencia entre unas imágenes y otras cuando en mi mente si van quedando grabadas las diferencias entre unas y otras. El barco se detiene. El coche espera para alcanzar la que fue durante siglos la capital de los Laosianos.


Luang Prabang  es el  final del camino de hoy. Calor, sofoco al caer la tarde. Un paseo corto para ubicar el hotel del centro y esas cosas y buscar los lugares de interés para mañana. Son la cinco y media y suenan los tambores budistas llamando a la ofrenda del dia siguiente. 


Todas los dias que coinciden con Luna Llena se hacen ofrendas. 
 
Y es que sin yo acordarme de  esta luna de mañana. Ya iba yo notando algo desde esta mañana. 


Notaba como las palabras se iban arrastrando por las calles llenas de turistas ahora, como  los versos que a veces compongo en mi cabeza estaban destilando ideas difusas, de nuevo,  desoyéndose entre ellas, enredando recuerdos y sobreponiendo imágenes unas detrás  de otras sin tener motivos de tal cosa.

Monjes budistas en Luang Prabang
Al final todo reside en las dosis de miedo que seas capaz de administrar, de vivir en un globo que sabes en unos días explota y te indica que la vida sigue tal y como la dejaste. Enfrentarse a la realidad,  a esa que se escabulle tantas veces buscando la quimera que nunca encuentras. Y seguir dándote golpes contra ese muro que nunca se rompe pero que tanto desgasta. 
Y que el viaje suponga que la vida es "otra cosa" y darte cuenta de que al final esa "otra cosa" puede acabar convirtiéndose en otra vida y querer cogerla y no y saber como hacerlo. 

Miedo a seguir sintiendo lo que siento y sin embargo saber que de aquí no puedo "seguir comiendo" y de aquí no "debería comer". Y morirte de hambre a la vez que de pena por no saber manejar la expectativas que el corazón sin ningún sigilo se atreve a dictarte.

Hoy hasta me he conectado al correo par ver si empiezo a volver y el golpe es mas pequeño. Será el calor que las palabras te acaban por engullir con sus muchas derivadas: siguen, empiezan y no acaban de destilar las emociones que tanto cuesta producir y tanto cuesta sacar.

 Monjes realizando ofrenda.
El mercado nocturno un espectaculo de tiendas y " chiringuitos varios, la " milla" de oro de la ciudad... jajajjaa... 
Y la ofrenda al amanecer. Son ahora las cinco de la mañana mientras tomo algunas notas y apenas he dormido un par de horas. Apostado con la cámara en medio de las ofrendas, veo muchas miradas al infinito recorriendo cada pisada. La fila se repite una y otra vez, recogen cada ofrenda sin ningún ritual especial. Con sencillez se acercan a cada persona que les ofrece con devoción su enseres: plátanos, verduras, arroz y pasta en su mayoría. También se rodean con flores a su paso. Veo miradas cargadas de misterio cuando el objetivo se acerca a los ojos de muchos de ellos. Apenas son las seis de la mañana y la cámara ya me cuchichea historias detrás de esos ojos que de apariencia triste esconden algo mas que no adivino a comprender pero que al menos intento captar. Los turistas nos acercamos  para ver las ofrendas. Tanto que a alguno le tiene que esquivar... Las peleas de siempre en estas fotos... A desayunar....

El dia transcurre con esas miradas en la cabeza, con esos delirios que a veces te producen los recuerdos de alguna historia inconclusa. Algo que no seria capaz de entender ahora, algo que hay que dejar que madure en esa cesta de los dias vividos a toda velocidad. Hasta que Madrid se asiente en mi y el invierno que azota sus calles hoy fije estos recuerdos, las experiancias de estos dias no se podran analizar, ni sacar conclusiones. Ahora es demasiado pronto para intentar compreder, mas alla de que la paz de este momento te inspire como para intentarlo. Pero es pronto para saber que se siente.

Poco a poco el dia va transcurriendo de acuerdo a lo previsto. recorrer la ciudad templo a templo, ver como la dedicación de estos monjes a una vida austera y trabajada, llena de esfuerzo en lo fisico y en lo espiritual tambien, a veces, termina siendo una lección de vida para el resto.

Ellos le dan un color y acaban trasmitiendo una paz que no habia sentido en ninguna otra ciudad del mundo. 

Consigo colarme en uno de esos templos por la parte de atras. Los monjes estan levantando un pared, con sus hábitos arremangados. Y al final del pasillo una escuela. EL maestro me hizo una señal con la mano  y me indico que les hiciera fotos, que seria una buena excusa para airear sus mentes de tantos conceptos. Y así lo hice ... y  ahora disfruto de sus caras y sus gestos. Mientras los ojos se me van entornando y la mente me  dicta las palabras que os contare mañana.

Escuela Budista en Luang Prabang


Buenas noches Luang Prabang, Laos.

Buenas tardes frio Madrid.  


2 comentarios:

  1. una paz que no da sosiego? E.

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    1. Es desear mas que realizar. Es contener y querer salir y sentir que no puedes pero a la vez estar rodeado de paz y sentirla pese a todo. Algo así.

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