sábado, 20 de octubre de 2012

De Ahmenabad a Udaipur

Estaba deseando salir de este " NH" hindú y dejar atrás esta gran urbe. Me agobia estar entre tantos coches y tantos ruidos.... Pero las ciudades de la India son asi una jungla donde has de activar los cinco sentidos y buscar alguno más para sobrevivir.

Antes de abandonar la ciudad, algunas fotos de una mezquita exterior. Nunca había visto una pero según me dicen los paseantes, es bastante común. Unos colegiales se acercan para practicar cuatro palabras en inglés: así practicamos mutuamente.

 

No es habitual encontrar turistas en Ahmebadad, lo normal es que el turismo en esta ciudad sea interno. No podia salir de ella sin visitar la que fue casa de Mahatma Gandhi durante 12 años : Sabarmati Ashram. Allí vivió uno de los acontecimientos más importantes de su vida con la huelga de la industria textil. A su vuelta de Sudáfrica, Gandhi estaba muy confundido pues veía a la gente baja de moral y no se le ocurría nada para conseguir las justas reivindicaciones de los trabajadores sin el estallido de la violencia. Las caras de las personas afectadas ( cita Gandhi en sus memorias) eran una gran preocupación para el, pues la huelga, poco a poco minaba la moral de los obreros y les hacia más irascibles y propensos a la violencia. Dice al Mahatma Gandhi en un estracto de sus memorias:
"Una mañana --durante un mitin con los obreros-- mientras aún me hallaba preocupado, sin ver claramente el camino a seguir, la luz llegó hasta mí. Luminosas, y por sí solas, subieron las palabras hasta mis labios:
--A menos que los huelguistas se mantengan unidos --declaré ante la asamblea-- y continúen la huelga hasta que sea logrado un acuerdo, no tocaré alimento alguno."

Que gran personaje, que faltos de ellos estamos en este siglo.... .

Estas y otras muchas historias fui pensando de camino a Jodhpur.


La carretera parece sorprendentemente buena. Llevábamos más de media hora por un asfalto casi regular y casi no me atrevia decirle a Safur que parara para tomar café, no fuera a ser.... . Pero hay que descansar, conducir en india es muy estresante. Nuestra parada se produjo después de un paso de peaje. Si, he dicho peaje, aquí también se paga por viajar en carretera. Da igual si esta llena de baches, vacas, bueyes o demás, se paga. O quizas sea por eso, tantas atracciones o pueden ser gratis. El peaje no tenia desperdicio: un señor entre chapas y cajas rotas cobra, mientras otro que esta sentado justo detrás, tira de una cadena para abrir y cerrar la valla. Todo automático.

A final paramos para ese café- justo en el desvío,- me dice el driver... ¿ desviarnos? No me suena bien, pero parece ser que acababa de confirmarle que quería ir hacia Jodhpur. Digamos que el destino manda, asi que no le molestemos, pero sólo mirar el primer tramo de carretera... ¡ pero sí no caben dos coches! Eso es, no caben dos coches: caben dos camiones, 10 motos, varios coches etc.... - Si vamos pitando a todo el mundo...-. No hay problema, entonces todo resuelto.... Que vértigo, conducimos en zig zag, a veces por sentido contrario otras por el arcén y eso que aquí ¡no hay arcén...!. En fin, después de casi dos horas con Carlos Sainz conseguimos llegar. Una puerta en madera y piedra nos abrió paso hacia esa ciudad milenaria llamada: Jodhpur.


Llegamos con " la fresca," como suele decir mi madre: calor sofocante pero se nota la vegetación de esta región. Ya estamos metidos de lleno en Rajasthan, en la zona más boscosa donde al menos hay donde refugiarse del intenso calor. Vamos a visitar el Palacio - Fortaleza de Mehrangarh. Impresiona ver esta construcción en la roca dominando la ciudad, realizada para mayor gloria de las batallas contra sus vecinos de Jaipur y alrededores. La persona que me va abriendo puertas me va indicando con el dedo que lea los carteles, agacha la cabeza con gesto reverencial cada vez que abre una. Hasta siete para entrar dentro, en honor a cada una de las victorias conseguidas aquí.

Se encuentra sobre una colina de 150 metros de altura y fue fundada por Rao Jodha en 1459. Se llega hasta aquí desde la ciudad en tan solo media que se tardan en recorrer los 5 kilómetros de un camino circular lleno de piedras y pozos, porque ya quisiera este camino tener ¡baches! Ese es el truco. Primero sacas la entrada el palacio donde viven los descendientes del Maharajá que explotan el museo, dan clases de yoga etc... Y luego das otra vuelta y llegas a la fortaleza. Total... Media horita.... . Al menos no hay tráfico.

La verdad es que se debe sentir una sensación especial al dominar desde esta posición el mundo. Debe ser algo imposible de describir con palabras, algo que tiene que ver con el poder, con una sensación de domio sobre los demás que lleva a las personas a la tiranía y la corrupción a cambio de mantenerse en el.

Después de la experiencia, y no habiendo noticias de ningún otro turista por la zona, Safur, decide llevarme de compras por el mercado de la ciudad. Hoy es días de colores y olores diferentes, hoy es un día de sabores desconocidos, hoy las sensaciones te trasladan a otro tiempo: la fortaleza, el palacio de los Maharajaes y un mercado de frutas y hortalizas sacado del medievo.... .

 

Apenas queda luz para alumbrar Udaipur. Apenas unas gotas para colmar la belleza de sus rincones. Las primeras luces artificiales salidas de cada tienda, alumbran los soportales que unidos conforman un gran bazar, como los de los cuentos, como los de aquellas películas que nos hacian soñar que seríamos los protagonistas de una de esas leyendas sacadas de las mil y una noches.... Y aquí estoy, de repente, buscando a Ali Baba.... .

Buenas noches Udaipur.

Buenas tardes Madrid.

 

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