lunes, 13 de febrero de 2012

Austria: Yo no estuve en Zurich




No podía ser de otra manera y decidí despedirme de Berna y Suiza con un puente.... Esa  manía que tengo de quedarme colgado mirando al vacío, con el ojo puesto en los colores y los reflejos de otros puentes, me hizo naufragar en un mar de dudas y pensé:  No vayas... .


Puente de hierro Kirchenfeldbrücke sobre el río Aare


Al final no estuve en Zurich. Las sensaciones que me acompañan en este camino son muchas veces  respuestas a las preguntas que llevo haciéndome años y  señales que me confirman que la realidad es tozuda y que el castigo por este dolor vencido del pasado  es la soledad. Me detuve y supe cual sería mi siguiente destino.



  Zurich  siempre estuvo idealizado por cosas como este vídeo, y por  frases de esa película que tanto me tocaron en su día. Me di cuenta de que Daniel, el personaje de esta historia en Zurich, era un soñador  capaz de recorrer cientos de  kilómetros para decir "te quiero", aunque la respuesta a eso pudiera ser:: "Yo no". . Después de  esta meditada situación  la carretera me torturó sin compasión y a cada rato insistía en la misma preguntaba: ¿Zurich a 60Km... que harás?, ¿Zurich a 40Km... que harás?... No iré.



Entendí  que  a veces es mejor poder mirar a los ojos de las personas que te rodean aunque  el dolor intente hacerte claudicar,aunque el pasado quiera seguir reinando en tu presente. Es mejor hacer brillar tu corazón y  cantar entre los recuerdos : Hoy ha sido un día excelente, sin decepciones.. como la canción de este trailler de Bon Appetit de " Radio dept", "  Strange Things Will Happen". Por ese motivo decidí desviarme a tiempo y cambiar de país, cambiar de viaje, quizás incluso cambiar de vida.



  Austria era mi próxima compañía. Salir de Suiza, de sus paisajes nevados, de los alpes que tanto me han impresionado, del brillo del sol en la pureza de la nieve. Ojala algún día todo pueda ser tan puro como este recuerdo, o al menos tan intenso y especial.
Interlaken

Las carreteras empezaban a estar peligrosas pues  los primeros copos asomaban entre la falsa oscuridad del atardecer. Las cinco y media de la tarde y alrededor de 200 kilómetros por delante hasta Innsbruck. Debía atravesar la montaña si no quería dormir por el camino, pues la otra alternativa era volver sobre los pasos y hacer 150 kilómetros mas. Entonces respire y ... a subir. La verdad es que conforme subía la nieve se hacia mas y mas abundante. Subía a 60 Km/h y la ventisca junto con la nieve que caía  se hacia cada vez mas espesa. Al fin conseguí coronar el puerto con un paisaje en penumbra espectacular. El miedo me hizo apagar la música de fondo y ahogó hasta el último de los pensamientos que siempre rondan mi cabeza mientras conduzco. Creo que esta ha sido la terapia mas peligrosa que he hecho en mi vida.

Aún quedaba lo mejor. La bajada en pendiente con el cambio en segunda como hacen los experimentados conductor pero en este caso servía mas bien de poco. La aguja no avanzaba por encima de los 40Km/h. "Mantener la calma" me repetía como un mantra. A la salida de una curva el coche derrapó de las ruedas traseras pero en seguida lo pude colocar de nuevo en el carril. Cada vez subían mas coches en sentido contrario con sus potentes focos halógenos que al reflejarse en la nieve te cegaban por completo. En la salida de una curva en pendiente, el coche se fue y el instinto me salvo: esta vez no recuerdo si guardé la calma, lo que si recuerdo es que tuve miedo. En el arcén de la carretera se divisaba  un lago,  montañas y mas nieve. Era un sitio precioso para cualquier cosa... menos para quedarse de manera indefinida. No era mi momento... ..

Nunca me había dado tanta alegría ver la señal de un túnel. Acostumbraba a jugar con las señales de la carretera. Restaurante : brazos en cruz. Gasolinera: brazo derecho en jarras... etc... Son algunas de las muchas tonterías que se me ocurren a cabo del día. La del túnel ya os la contaré porque es genial.

Después de es túnel, llegó otro y otro...Atravesamos las montañas desde sus entrañas. Recorrimos una distancia de casi 100 kilómetros en túneles. de repente me di cuenta de que estaba en ese pais de nombre impronunciable: Lientchenten. Y de pronto me di cuenta de que ya no estaba. Jamas tardé tan poco tiempo en cruzar un país.
Liechtenstein


El cansancio se empezaba a notar.Las palabras volvían a chocarse unas con otras de manera atropellada.  Tocaba descansar. Mañana Insbruck, Salzburgo... y Viena. Pero eso será mañana... .

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