miércoles, 15 de febrero de 2012

Klimt " El beso"








Hay días en que hay que dar un paso al frente y decidir que la vida es un lugar lleno de contrastes y colores, lleno de lugares y sabores, muchas veces desconocidos que nos hacen vulnerables y a la vez maravillosamente salvajes.

Crecernos en medio de esa angustia que tantas veces nos domina y creernos felices cuando una desconocida sonrisa se inmiscuye en nuestra vida, haciéndola girar 180 grados.

Mientras tanto, la costumbre domina el resto de nuestros días, pero esos instantes de delicada belleza plagados de suaves terciopelos, hacen de nuestra rutina un lugar propio donde abandonarnos entre la magia de los sueños y la melancólica visión de una realidad caída a golpe de luces y sombras.

Jardines Belvedere
Si bien Viena es la primera ciudad de estas dimensiones que visitaba en el viaje, no por ello dejó de sorprenderme. Esta urbe de arterias abarrotadas de coches y también de pequeñas calles por donde caminar sin ser visto se levantaba ante mi en medio de palacios neoclásicos y edificio  de estilos diversos que se conformaron a partir de las formas arquitectónicas de épocas anteriores. Puedes admirar el neorrenacentista estilo de la Opera o el gótico flamenco del Ayuntamiento o la Universidad, entre otros, hasta llegar al famoso Art Nouveau vienés.






"El Beso" Fuente::  Museo  Belvedere


Mientras recorro de un lado para otro las principales zonas de la ciudad no dejo de pensar en las figuras de ese cuadro, con la cabeza reclinada el uno en el otro y noto en mi memoria una sensación de paz al recordar como el hombre sujeta a la mujer quizás, para que no caiga al abismo de la derecha de la pintura... pero bueno, eso será mañana, esa sera sin duda la gran incógnita: ¿ la ciudad o el cuadro?





Debo resaltar que después de unos días fuera del bullicio de las grandes ciudades,  al verme mirando líneas de autobuses o buscando calles de impronunciables nombres, o al no poder parar de repente de cualquier manera para pregunta  el nombre de un hotel, de un café, de una iglesia... me produjo cierto desequilibrio. Quizás también el cansancio de los mas de 2000 kilómetros recorridos estaba empezando a pasar cierta factura..

Uno no repara, no se da cuenta de que estas ciudades acaban por triturarte y digerirte sin compasión. Esta jungla moderna es a la vez un abismo donde escaparse, perderse y abandonarse en un acto de reconciliación con la vida  pero  también puede ser la mas agresiva de las realidades cotidianas.

Recuerdo ahora, como no, que una persona muy querida por mi siempre me repetía que en la sencillez reside la magia de la vida. Y de manera sencilla uno puede pasear por las calles desconocidas de cualquier ciudad del mundo y residir en ellas, aletargado, esperando la señal de que todo esta perfecto, de que puedes continuar.. Esa es la señal que espero encontrar mañana.

El mercado Naschmarkt se ha convertido es un punto de encuentro para todas las edades. Hay una gran variedad de oferta culinaria, aunque en la noche de un lunes hay poco donde elegir. Se adivinaba  por su disposición y encuadre que  es un lugar agradable y con aspecto algo bohemio. Un espacio único que da una nota de color a las frías calles llenas de nieve de este Febrero Vienés 

La Catedral de San Esteban en el corazón de la ciudad, es una muestra de la fuerza que posee Viena. Las coloreadas paredes de la nave central son un ejercicio de modernismo inusual para un lugar " sagrado". Aunque si bien es cierto le da un aire fantástico muy acorde con el contenido de estos lugares. Los alrededores discurren entre la zona mas comercial y la mas antigua, entre cafés con sabor a un pasado rancio y vulgar o rincones donde huele a palabras, tabaco y alcohol. Pasadizos entre calles que muestran el lado mas amable de este lugar.


Las formas mas duras, de lineas rectas y colores oscuros son las masculinas mientras los colores vivos y las formas redondeadas y suaves son las femeninas.El hombre es un ser activo, es el que lleva la fuerza y da el beso, mientras la mujer, afronta esto con pasividad.  

Me doy cuenta de que estoy sentado delante de una sensación, de un recuerdo, de el motivo por el cual he recorrido tantos miles de kilómetros. Permanezco ausente delante de el, y sólo, en medio de una melancólica agonía que me persigue desde Madrid, busco una razón, un sólo motivo por el cual el recuerdo se llena de ausencia una y otra vez. 
 
En el museo Belvedere de Viena, al borde del abismo, siento que alguien me debe un beso, siento a la vez vacío y alivio, siento que quien no te quiere no merece ocupar el espacio que ausente permanece a mi lado esta mañana.

El cuadro colocado en una sala dedicada al maestro del " Movimiento de Secesión" deslumbra como si tuviera vida. Es un reflejo mil veces repetido: por cada mirada un beso, por cada pensamiento, otro. Y así uno tras otro desde que en 1908 se expusiera por primera vez en Viena y fuera adquirido el mismo día  por el gobierno de Austria

Muchas parejas en un acto mas que simbólico juntan sus labios y sonríen. Quizás San Valentín les empuja a ello. Esta vez " El Corte Ingles" ha perdido, y el mejor regalo no estaba dentro de sus grandes almacenes.

La pareja puede complementarse o ser antesala de una relación que peligra , que tiende al precipicio, puesto que la mujer no puede escapar, está atrapada entre el hombre y el abismo que le rodea. 

El beso es una imagen de amor espiritual e idealizado.

Quizás yo tuviera demasiado idealizado el amor, quizás por eso confluyen días  de tanto dolor también..  Consigo contener la respiración y repasar cada instante, cada espacio, cada color, cada volumen. 

Creo que he entendido el mensaje. Levanto mis ojo del cuadro y me guardo el beso hasta que un día pueda sujetar la cabeza de esa persona que sienta que mis brazos no la soltaran jamás al abismo de la vida.

Viena se pierde a mis espaldas, pero me llevo la magia de un beso camino de Bratislava. 

Ganó Viena, Gané un beso. 

Museo Belvedere




2 comentarios:

  1. Menos mal que no sabias que escribir, menos mal que has escrito esta entrada. Cada vez que leo una nueva me parece mejor que la anterior, me sorprende continuamente, y te comparto, comparto todo lo que sientes, y a veces a mi tambien se me parte el alma y el corazón, sintiendo todo ese desamor tan lleno que andas por el mundo. Viajero, sigue escribiendo, sigue fotografiando, sigue sintiendo, sigue expresando,... Desde este asiento no dejo de leerte y por un lado quiero que vuelvas pronto y por otro me encantaria que no lo hicieras. Disfruta, sigue disfrutando, que a nosotros nos hace feliz ver como este viaje no deja de buscarte en ti mismo. Mientras, seguiré con esa rutina diaria de la que ya hablaremos, y me seguiré acordando de tí, cuando en la radio del coche escuche "Mi coco" de Los Piratas. Nos espera una botella de ron, ver muchas fotos y escuchar tus historias. Un beso amigo ciervo.

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  2. Eso esta hecho.... Gracias por las palabras, porque ellas me animan para seguir... incluso escribiendo.

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